Al 2018, que ya se nos va, podríamos definirlo como el año incierto y despedirlo con puente de plata. En el Campo y en Gibraltar no han sido días fáciles, sino complejos y de superar retos. En lo que afecta a ambos territorios, el traído y llevado Brexit, ha habido muy diversas fases, aunque al final de este trayecto anual las cosas no están mucho más claras que al principio. Después de que costase la misma vida conseguir un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) con polémica de España con Gibraltar, el acuerdo, los memorandos y los anexos están encallados entre las vetustas paredes del Parlamento británico en Westminster.
El debate, primero entre los conservadores, en el que ahora han entrado los laboristas, tiene el acuerdo del Brexit pendiente de un hilo. Y una fecha: el 14 de enero. Si ese día la premier británica, Theresa May, no consigue aprobar el actual acuerdo negociado en Bruselas, el laborista Jeremy Corbyn presentará una moción completa al Gobierno británico conservador. Eso significaría elecciones anticipadas. Y, en todo caso, Corbyn ya ha advertido que, de ganarlas, seguiría adelante con el Brexit aunque trataría de renegociarlo antes del próximo 29 de marzo. La situación es realmente complicada.
Mientras todo esto ocurre en Londres, Gibraltar espera una salida ordenada para evitar los problemas que puede conllevar una salida de la UE a las bravas. Ante el complejo panorama que se presenta, el ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, ya ha mostrado su deseo de alcanzar acuerdos de cooperación con la comarca del Campo de Gibraltar para facilitar la convivencia entre ambos lados. Por parte de España, el Partido Popular (PP) ha vuelto a retomar la idea de proponer a Gibraltar un acuerdo de cosoberanía, que ya ha sido rechazada por el Gobierno gibraltareño.
En La Línea de la Concepción, los miles de trabajadores transfronterizos también esperan una salida ordenada para que la libra suba sus salarios les luzcan también un poco más que desde que se supo el resultado del referéndum del 23 de junio de 2016. Y esperan más cosas: que la frontera siga siendo fluida; que se les equiparen sus derechos laborales con los de los trabajadores españoles para que sus pensiones sean mejores a la hora de jubilarse; que el Estado se acuerde de su ciudad para que prosperen sus condiciones de vida y las de sus hijos… Y que los medios de comunicación se acuerden también para dar la imagen real de La Línea y no la distorsionada, que muestra solo un lugar más cercano a la miseria que a la ciudad viva y activa que verdaderamente es La Línea de la Concepción.
En Algeciras, el Gobierno concederá a la ciudad 3,6 millones de euros para zonas desfavorecidas. Es muy necesario y una excelente noticia, porque la ciudad cuenta con varios barrios que requieren una intervención integral y que cuentan con alto riesgo de exclusión social. Lo que no termino de entender es por qué esto es tan claro en Algeciras y no se comprende del mismo modo por parte de los órganos de decisión cuando el problema afecta a La Línea de la Concepción.
A Los Barrios, el 2018 le ha dejado la promesa de una zona franca que llevaba 15 años solicitando. La zona industrial de la comarca se ha considerado la ubicación ideal para ofrecer ventajas fiscales a las empresas que quieran ubicarse allí. Es una buena noticia para el municipio, una vez que se culmine. Y me pregunto: ¿por qué si se le concede a otro municipio de la comarca, La Línea no puede tener también ese derecho? Porque, según los documentos que constan en el Congreso de los Diputados, la ciudad linense viene reclamando medidas fiscales especiales desde el año 1923. Yo creo que casi cien años de espera es un tiempo excesivo ya para que esta reivindicación sea escuchada.
Además, al final de 2018 las estaciones de tren del Campo de Gibraltar siguen siendo fantasmas. Cerrado por obras. Tres meses sin conexión férrea con Madrid tras la riada. Si antes el tren era lento, ahora ya ni existe. Otro ejemplo más del abandono y la desidia institucional con la comarca campogibraltareña.
La falta de soluciones al problema migratorio, los desafíos sociales de las ciudades campogibraltareñas, el desempleo… Y así, suma y sigue.
El Campo de Gibraltar no puede seguir callado por más tiempo. El 2019 no debe ser solo un año electoral, sino un tiempo de reivindicación y exigencia de cumplimiento de los compromisos políticos adquiridos. De que toda esta larga lista de desagravios y abandono se oiga en cualquier rincón y se abran conciencias entre todas las personas que sienten y aman a esta tierra.