Por fin se acaba este 2019, que se vaya con puente de plata. A partir del miércoles, empezaremos a dar vida a nuevos sueños, ilusiones, proyectos y desafíos. Y, entre ellos, sin duda uno que marcará nuestras vidas en el 2020 será el Brexit, el que al fin se confirma y parece que viene un poco más ordenado de lo que nos podríamos esperar. Y con un año de carencia y muchas cosas que negociar.
La próxima parada de esa negociación será los próximos días 14 y 15 de enero, en la reunión que mantendrán los gobiernos español y británico, con la voz de Gibraltar y con la presencia de la Junta de Andalucía. Hay mucho que tratar y es de vital importancia que esas reuniones sean un éxito, porque nadie desea que la salida británica de la Unión Europea (UE) conlleve el desastre económico para el Campo de Gibraltar, Andalucía y tampoco para el Peñón. Sí, un paso fronterizo ágil es la prioridad para todas las partes, porque ahí nos jugamos mucho. Pero no es lo único.
Hay que hablar de pasaportes, trámites, de fiscalidad, de regulaciones laborales, de relaciones comerciales, de proyectos en común, de mil y una cosas. Personalmente, pienso que un año es muy poco tiempo para cerrar un acuerdo comercial con el Reino Unido y dejarlo todo atado. Creo también que todos salimos perdiendo con esta marcha pero, llegados a este punto, tenemos que prepararla lo mejor posible.
En lo que respecta a Gibraltar, está claro que han trabajado con muchísimo detalle en todos los aspectos de su salida, tanto desde el Gobierno gibraltareño como entre éstos con el Reino Unido. No han dejado nada al azar y continúan preparando el terreno de juego para abandonar la UE de la mejor manera posible para sus intereses. Incluso, han indicado abiertamente que no aceptarán el acuerdo propuesto para la salida si éste perjudica a sus intereses. En este sentido, ahora está todo abierto. Al mismo tiempo, han empezado a explorar nuevos mercados en el entorno de la Commonwealth y en los Estados Unidos. Están en modo salida.
En este lado de la Verja/frontera, las cosas son distintas. A la espera de que fructifique la investidura de Pedro Sánchez esta misma semana, hay muchas incógnitas que se deben resolver en torno a los intereses del Campo de Gibraltar. El primero se basa en partir de la base de que Pedro Sánchez será el presidente del Gobierno. Si no es así, el escenario político en la frontera con Gibraltar puede cambiar absolutamente. Pero, dando por hecho que el Gobierno del PSOE-Podemos saldrá adelante con el apoyo de ECR, Más País y el PNV, habrá una mayor predisposición a que el paso fronterizo no esté condicionado por la reivindicación histórica española respecto al Peñón.
A partir de ahí, las prioridades de la comarca y de La Línea como punto neurálgico de la ‘zona cero’ del Brexit se conocen, están escritas y requieren ser acometidas cuanto antes, mejor. No se trata solo de mantener el trabajo de los trasfronterizos -cuyo empleo es vital en la comarca en este momento-, sino también de buscar e implementar una solución para los problemas del Campo de Gibraltar, y especialmente para La Línea. Desde las infraestructuras a las condiciones fiscales para favorecer la instalación de empresas. Lo mismo de siempre, que no se hace nunca.
Lo que para el Gobierno de España puede ser simplemente un asunto marginal dentro de las mil caras del Brexit, para La Línea es una cuestión de supervivencia. Esperemos que a nadie se le olvide que ya esta ciudad, que está a punto de cumplir 150 años, cayó una vez en la desidia y que sus vecinos necesitan que se tengan en cuenta sus especiales condiciones para brindarle soluciones urgentes. Y, más allá de eso, que se nos permita construir un futuro en el que el espacio fronterizo sea visto como una oportunidad única de desarrollar proyectos conjuntos. Ése es el camino. Feliz Año Nuevo.
Crónica de frontera 