El martes a mediodía, cuando vimos la columna de humo negro sobre nuestras cabezas, parecía que llegaba el apocalipsis. Que se hacía realidad ese temor que tantas veces hemos manifestado de ‘un día va a pasar algo gordo en esta comarca’. Gracias al plan de emergencia interior de las industrias y la inteligente actuación de los bomberos, con todos los medios necesarios, el fuego no se expandió fuera de Indorama. Todo quedó en el susto, afortunadamente. Pero quedan muchas preguntas y lecciones que sacar tras esa columna de humo negro.
En primer lugar, es imprescindible saber por qué se originó el incendio y, hasta ahora, nadie ha dicho una palabra al respecto. Me consta que los bomberos, en función del origen y las características del fuego, pueden hacer apreciaciones muy fehacientes al respecto. Pero no se ha dicho nada sobre este particular. Además, las fuerzas de seguridad involucradas en la gestión del fuego –Policía Nacional y Guardia Civil- deben tener una investigación abierta sobre el suceso, cuyas conclusiones espera la ciudadanía más pronto que tarde.
Por otro lado, desde el punto de vista municipal, el Ayuntamiento de San Roque debe estar muy atento a que se conozca sin demora qué responsabilidad tuvo la empresa afectada, Indorama Ventures, en el origen de ese fuego. Y cómo se produjo. Porque de la respuesta a esa pregunta depende otra muy relevante: qué posibilidades hay de que este incidente se repita en esa misma planta.
Respecto a la gestión del fuego, si bien la actuación con las llamas fue muy eficaz, efectiva e inteligente, una vez más quedó demostrado que la comarca del Campo de Gibraltar necesita un plan de autoprotección –como demandan los ecologistas y los ciudadanos- para que sepamos exactamente cómo tenemos que actuar cada uno de nosotros ante un incidente de esta magnitud. Y también necesita que, en ese plan, se contemple cómo ha de comunicarse el incidente a la ciudadanía y, especialmente, a los medios de comunicación, que somos los responsables de transmitir esa información.
Un plan de autoprotección nos servirá para que los vecinos del Campo de Gibraltar y también los del Peñón, sepamos y confiemos en lo que nos dicen las autoridades cuando nos indican que “ese humo contamina, pero no es tóxico”. Porque hemos tenido que hablar con varios expertos a lo largo de estos días para informarnos exactamente sobre lo que es el PIA, el PTA y el PET. ¿Conclusión? Plásticos. Otra vez los malditos plásticos. Y ahí está nuestra mayor responsabilidad: si empezamos a no consumir tanto plástico, nos haremos el primer favor para reducir este riesgo.
Por otra parte, el incendio también ha vuelto a llevar a la calle el debate sobre las tensiones ambientales a las que está sometido el Campo de Gibraltar y también Gibraltar. El polo químico es, sin duda, la más visible y relevante, la que más nos preocupa a los ciudadanos por su peligro. Y es muy importante que se actúe de una manera clara, contundente y efectiva para evitar incidentes como el del martes pasado; que se controlen las emisiones y que, de una vez por todas, se realice sin demora el estudio epidemiológico cuya ausencia solo contribuye a aumentar la desconfianza de los campogibraltareños.
Pero no olvidemos que tenemos muchos otros riesgos que afrontar en cuanto a la contaminación ambiental de la comarca de los que tampoco hablamos y que son tan preocupantes como éste: desde el intenso tráfico portuario al bunkering, el tráfico rodado, el alga invasora y el urbanismo extensivo de nuestras ciudades en un espacio realmente pequeño. Está claro que se impone un cambio de ciclo, un cambio de sistema que haga más inteligente y menos agresivo el uso del territorio y sus recursos. El mayor agente contaminante está, en primer lugar, en nuestra mente. Todo depende de nosotros.