En una brillante entrevista del periodista de Onda Cero, Carlos Alsina, a la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz ha calificado esta mañana a los 8.000 trabajadores transfronterizos como “el rostro” de esa negociación entre España, el Reino Unido con Gibraltar y la Unión Europea (UE) en torno al Brexit. “No hay mejor manera de poder demostrar que lo que un Estado y todas las instituciones hacen en una zona beneficia a los ciudadanos que subiendo la calidad de vida, las condiciones laborales y vitales de los ciudadanos y entiendo que una de esas cosas es garantizar el empleo y el empleo digno”, ha dicho la presidenta de la Junta.
Por su parte, el ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, informó la semana pasada al Parlamento gibraltareño sobre los avances realizados en estas conversaciones aún en proceso. Entre los memorandos en los que se trabaja, uno de los más relevantes es un conjunto de acuerdos prácticos para preservar los derechos de los ciudadanos en el Acuerdo de Salida. Otros son el trabajo común para mejorar el medio ambiente de la zona, la cooperación policial, aduanera y fiscal.
El asunto del aeropuerto se aparca. Como comentario al margen, Picardo resaltó en su comparecencia al tratar el asunto del aeropuerto que “no hemos encontrado disposición en el Gobierno español del PSOE para proceder a implementar las disposiciones acordadas en Córdoba por parte del anterior Gobierno del PSOE al respecto”. No es el asunto que ocupa este post, pero es un dato relevante. Habría que preguntarse si el PSOE tiene la estrategia a futuro de seguir con el Foro de Diálogo o si, dada la complejidad de la situación actual, solo desea esperar a que pase el 29 de marzo de 2019 para pensar en otros escenarios de diálogo y negociaciones… Guardar más cartas con las que trabajar en un futuro a medio o largo plazo en función de cómo se dé el Brexit.
Tanto en las declaraciones de Susana Díaz como en la comparecencia de Picardo hay una relevante necesidad de garantizar la estabilidad y fluidez del paso fronterizo entre Gibraltar y La Línea de la Concepción. “Ésa es la cara, el rostro que tiene que tener la negociación entre España y Reino Unido, con el epicentro en el Campo de Gibraltar y en el Peñón”, insistía la presidenta en funciones en la radio.
Y es muy cierto. Desde mi particular punto de vista, solo con la llegada del -ya ex- Dastis a Exteriores empezó a entenderse que ya no caben más vaivenes en los que no ocupen el primer lugar el derecho de tránsito de todos los ciudadanos por el paso fronterizo, independientemente de su nacionalidad.
Y también es imprescindible un marco de salida del Reino Unido en el que se refleje que Gibraltar, La Línea y el Campo de Gibraltar seguirán compartiendo el mismo entorno y, por tanto, tendrán intereses comunes en el entorno que ocupan. Y deben mantener una convivencia fronteriza ordenada y cooperativa. Y existen fórmulas legales dentro de la Unión para garantizarla -como las políticas de vecindad o la traída y llevada Asociación Europea de Cooperación Territorial-. Relación positiva que es esencial para mantener una relación fluida entre ambos lados de la frontera.
Pero es que además, como es obvio, la ciudad fronteriza de La Línea de la Concepción seguirá perteneciendo a la UE tras el 29 de marzo de 2019. Ahora se está gestando de nuevo una movilización a favor de la singularidad para hacer oír en las altas esferas de decisión política por qué esta ciudad fronteriza necesita que la miren con más cariño, más fondos y más apoyo desde todas las instituciones relevantes, desde la Diputación de Cádiz hasta las instituciones europeas, sin dejar de lado al Gobierno de España, sea éste del color que sea.
Tanto si las negociaciones (que ojalá tengan éxito) triunfan como si no; tanto si se hace caso al sur del Sur como si se pasa de lo que aquí se cuece, esos miles de transfronterizos seguirán yendo cada día a trabajar al otro lado. Las familias seguirán llevando a sus niños a coles, actividades deportivas y extraescolares a ambos lados; habrá parejas transfronterizas que se sigan enamorando y formando familias… Porque, de una a otra parte de la frontera y viceversa, el Brexit no va a dejar de entrelazar la vida.
Fotografía: Cola peatonal para salir de Gibraltar (año 2014). Marcos Moreno / Infogibraltar